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mi barrio no olvida


Los murales de Ejército de los Andes y Mariló son memoria viva de sus comunidades. Paredes que hablan de las heridas, pasiones y deseos de dos barrios con historia.


Ejército de los Andes: derribando mitos, compartiendo pasiones


A partir del proyecto social “A cielo abierto” (2014), vecinos y vecinas de Ejército de los Andes, junto a distintos muralistas, hicieron intervenciones en las paredes del barrio. Se pueden ver en la entrada de la escuela nº 7 o en el Centro Materno Infantil, entre otros espacios significativos para la comunidad. A través del arte, dicen lo que sienten y viven, expresan su identidad y buscan desmitificar la imagen destructiva que muchos medios de comunicación construyeron sobre el barrio.


“Suerte Apache”: juego de palabras para des-estigmatizar
La Familia, símbolo del Centro Materno Infantil Nº1
“Desde el pueblo, con el pueblo, para el pueblo”

El escudo de Almagro -azul, blanco y negro- emerge desde lo alto de un edificio bordó. Ese mismo escudo aparece en diferentes tamaños y paredes, acompañado por caras, hinchas de fútbol y símbolos religiosos. Cuando juega Almagro, mucha gente sale a alentar con silbatos y bombos en caravana directo al estadio. Se mueven por los colores del barrio, el sueño del ascenso y la amistad.


El fútbol, pasión que emerge de las paredes

Al lado de una canchita, en un edificio alto y amarillo, está el mural de Carlos Tévez. El “apache”, con la camiseta de Argentina y el pelo y los ojos negros. Durante el día, siempre hay quien va a sacarse una foto con él. Los vecinos y vecinas cuentan la historia de siempre: que esa cancha es donde “Carlitos” jugaba de chico, que ese edificio es donde se crió y que cada tanto viene de visita y la gente sale a saludarlo.

La cara de Tévez también está pintada al lado del escudo del club Santa Clara. Con las manos atrás de las orejas, su rostro les recuerda a los pibes que los sueños se pueden hacer realidad.


Carlos Tévez, ícono de Ejército de los Andes

Frente a una plaza, en un pasillo o en una columna, con su pañuelo y rastra rojos y sus boleadoras en mano, está el Gauchito Gil. Lo acompaña un “gracias”, un escudo, unas caras jóvenes. Los vecinos y vecinas le piden al “gauchito milagroso” protección para sus seres queridos y descanso en paz para quienes ya no están. También le agradecen por el trabajo y la salud.


El santo popular bendice a los pibes que ya no están

 

Lomas de Mariló: prohibido olvidar


Los ojos transparentes de Ismael, el pelo rojizo de Serena, la sonrisa de Matute. Estos chicos y chicas, como muchos otros, son recordados por su gente a través de retratos en las paredes de Mariló, Moreno. En la plaza donde se juntaban con sus amigos, frente a la casa de su familia, en el edificio donde vivían.


¡Justicia para Serena!

Vestidos con sus camperas favoritas, al lado de un escudo de fútbol, con nubes y frases de canciones. En letra cursiva y fileteada, la voz del barrio dice “te extrañamos”, “presente” y “justicia”. El viento, el frío y la lluvia levanta de a poco la pared, borra algunas letras y números. Pero sus miradas permanecen.


En el ir y venir de los vecinos, entre perros y calles rotas, música alta y chicos corriendo, hay alguien que, en algún momento del día, detiene su paso frente a la mirada de uno de ellos. Al irse, esa cara se queda en su mente por un largo rato.

“Ismael, te extrañamos”
“Te fuiste al cielo sin avisarme”
“…el mejor recuerdo para salir adelante es un retrato”
“Siempre en nuestros corazones”


 

Ever: el artista del barrio


Ever Figueredo (36), conocido como “Ever Wason”, es un vecino y dibujante de Mariló. Hace algunos años, y a pedido de familiares y amigos, Ever empezó a hacer retratos en las paredes del barrio. Con fotos en mano, latas de pintura y el corazón desbordado, Ever dibujó, entre tantos otros, a Ismael.



“El gringo”, sobrino de un amigo suyo, era como un hijo para él. Falleció a los diecisiete años por una infección en el pie. Lo dibujó con el gorrito que solía usar, con los aritos cuadrados y su ceja partida a la mitad. El retrato de Ismael está en una esquina, lleno de frases de canciones y ángeles. Fue el primer retrato que hizo y, según él, su cara nunca le saldrá igual. “Es imposible dibujar esa mirada transparente”, confiesa.


Ever dibujó a los amigos y amigas que perdió en su juventud, algunos en accidentes, otros por gatillo fácil o enfermedades. A muchos de ellos quiere retratarlos pero no tiene fotos y lo lamenta. Su consuelo es dibujar a los parientes de aquellos a quienes perdió y recuerda.


Ever y las celebridades


“¿Me dibujas a mi sobrina, amigo?”, le preguntan. Ever dirá que dibuja a todos, y cuando le consultan el costo del dibujo, él contesta “nada”. A los que insisten, les pide que le carguen el celular o le compren un tacho de pintura.


Ever dibuja desde que es chico. Dice que lo heredó de su madre, que estudió arte. Para él, dibujar es transformar, recordar, homenajear, regalar una parte de sí mismo a otros, a su barrio. Hoy, también dibuja a los que admira, a famosos que lo inspiran. Dibujó a Ulises Bueno, Dalila, la Mona Jiménez, entre muchos otros. Con retrato en mano, Ever se acerca a la puerta de los boliches y estadios donde se presentan y les pide un minuto. A cada uno le regala su retrato y lo único que pide a cambio es una foto.


El artista de Mariló

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